Viviendas colectivas

La problemática habitacional en la Argentina es un fenómeno complejo. Tiene diversas manifestaciones y responde a varias causas. Hemos hablado acá ya, la dificultad para acceder a una vivienda propia para los sectores más postergados y una amplia franja de los de ingreso medio, los graves problemas para acceder a un lote, la expulsión de los sectores populares de las ciudades, la carencia de infraestructura básica en barrios, asentamientos y villas, y la necesidad de mejoras en las viviendas. Reflejo de esta situación es el hecho de que en los últimos años, de intenso crecimiento económico, mejoras en los indicadores sociales e incluso fuerte impulso a los planes estatales, el conflicto alrededor del acceso al suelo urbano y a la vivienda recrudeció. Especialistas en la materia coinciden en que existe un factor que en general no es abordado y que explica una parte importante de esta problemática: la desregulación del mercado del suelo urbano. En medio de todo este conflicto aparecieron las viviendas colectivas que es un término que se atribuye normalmente a una casa o complejo dirigido y subsidiado por una ciudad, una organización religiosa o sin fines de lucro para adultos autosuficientes a los que les gustaría obtener algo de asistencia con servicios tales como comidas en grupo, tareas domésticas livianas, actividades recreativas, etc. Con frecuencia, ésta es la forma más accesible de hogares para ancianos, ya que los alquileres o tarifas mensuales generalmente están subsidiados (abonados en forma parcial) por la autoridad que posee la residencia.

Para aprender un poco más al respecto, Carmen, Rosa y Natalia se acercaron al piso para contarnos sus experiencias viviendo en el complejo monteagudo.

¿TE LO VAS A PERDER?


No hay comentarios:

Publicar un comentario